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Esquizofrenia

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Living with schizophrenia: blogs and stories. Desde el portal «Time to change», estos blogs están escritos por personas con experiencias personales en problemas de salud mental, como la esquizofrenia. El objetivo es quitar los estigmas sociales que las enfermedades mentales mantienen hoy en día.

El proyecto “El huerto de Roberto” (Centro de Rehabilitación Laboral (C.R.L) de Carabanchel – Fundación El Buen Samaritano, organización sin ánimo de lucro), fomenta una imagen positiva de las personas diagnosticadas con un trastorno mental, a través de los resultados de su trabajo y actividad.

Para saber más

Introducción

La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales más serias que ocasionan gran perturbación en las relaciones sociales, familiares y labores de las personas que la sufren. Se inicia generalmente en la adolescencia, tiene tendencia a evolucionar hacia la cronicidad y todavía no existe un tratamiento curativo total, lográndose únicamente una remisión de los síntomas con el uso de antipsicóticos.

Aproximadamente un 2% de la población general padece ciertos rasgos de esquizofrenia. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de cannabis multiplica el riesgo de esquizofrenia en un 50% de los casos. La mayor parte de los esquizofrénicos no logran alcanzar un nivel profesional elevado ni tampoco llegan a tener experiencia laboral debido a que cambian frecuentemente de trabajo, porque renuncian o porque los despiden debido a un bajo rendimiento. Esta situación provoca, con frecuencia, una dependencia económica de sus familiares y una preocupación para sus padres.

Historia

Aunque ya en el año de 1400 A.C. en el Ayur-Veda de la antigua india se describe una condición que podría corresponder a la actual esquizofrenia y para la que recomendaba «meditación» no es hasta el año 1856, cuando el Dr. Morel, contemporáneo de Krepelin, introduce el término demencia precoz, para catalogar a un adolescente que era brillante activo y que luego se volvió aislado, apático y callado.

En 1896, Krepelin utiliza nuevamente el término demencia precoz y hace una descripción de está condición mental cuya descripción aún tiene vigencia en la actualidad. Pone de manifiesto su inicio temprano, su evolución hacia el deterioro y su oposición a la psicosis maniaco-depresiva en donde éste no existe: Identifica tres subgrupos: paranoide, catatónica y hebefrénica.

En 1911, Bleuler introduce el término esquizofrenia para sustituir al de demencia precoz ya que éste se consideró inexacto porque no siempre conduce al deterioro y el mismo Krepelin aceptaba que un 13% se recuperaban. Esquizofrenia significa mente dividida (mente escindida), poniendo un énfasis mayor en la fragmentación de la personalidad que en la evolución. Para Bleuder la esquizofrenia era la enfermedad de cuatro Aes: autismo, ambivalencia, asociaciones laxas y efecto incongruente.

En 1933, Kasanin introduce el término esquizoafectivo para designar un grupo de esquizofrenias en las que además del trastorno formal de pensamiento, presentan alteraciones afectivas importantes tanto en el sentido de la manía como en el de la depresión. En 1939, Langfeldt hace distinción entre proceso esquizofrénico que significa para él inicio temprano, una gran desorganización mental y un curso irremisible hacia el deterioro y la reacción esquizofrénica que consiste en un cuadro menos severo, con una personalidad premórbida más adecuada, mejor ajuste social y laboral y capaz de remitir parcial o totalmente sin conducir a un deterioro progresivo. En 1949, Polatín introduce el término pseudoneurótica para designar un tipo de esquizofrenia en la que el trastorno del pensamiento no era atan sobresaliente, pero se mostraban con un frente de síntomas ansiosos que podían hacer pensar en una neurosis de ansiedad pero que no evolucionaban como ella. En 1952 en la primera edición del «Diagnóstic and Statistical Manual of Mental Disorders de la Asociación Psiquiátrica Americana se clasifica a la esquizofrenia como «reacciones esquizofrénicas» y se incluyen los tipos: simple, tipo hebefrérico, catatónico, paranoide, agudo indiferenciado, crónico indeferenciado, tipo esquizo-afectivo, tipo infantil y tipo residual. En el año de 1973, la Organización Mundial de la Salud publicó el informe del estudio piloto internacional sobre esquizofrenia en donde se establecen criterios definidos para el diagnóstico y las características de la enfermedad en nueve países del mundo. En ese estudio se vio que el tipo más frecuente es el paranoide, seguido por el esquizo-afectivo y el hebefrénico.

Los estudios de prevalencia realizados en América del Norte revelan que entre un 1,0 al 1,9 por mil habitantes sufren de esquizofrenia alguna vez en sus vidas. La incidencia (número de casos nuevos que aparecen en un determinado periodo de tiempo) varía entre 0,3 a 1,2 por mil habitantes, por año. A nivel mundial se estima que entre un 0,3 y un 1,0% de la población sufre esta enfermedad (Solomon, 1976). En cuanto al estado civil, se nota que en las personas que ingresan por primera vez a los hospitales con el diagnóstico de esquizofrenia existe un alto porcentaje de solteros, separados, divorciados o viudos.

Características

Cuando se trata de establecer el grado de psicopatología durante la entrevista, se percibe que el paciente:

  • Muestra poco interés por la entrevista y a veces se oponen rotundamente a ella;
  • Se muestra distraído, con la mirada vaga y a veces evitando el contacto visual con el entrevistador;
  • Descuidado en su aspecto personal;
  • Descuidado en su aspecto personal, gesticulando o riéndose sin motivo, o hablando por señas;
  • Puede mostrar una conducta muy suspicaz;
  • Puede estar agitado e inquieto, mutista o inmóvil;
  • Su relato puede no resultar fiable porque se detectan incongruencias que necesitan ser aclaradas por algún familiar o amigo;
  • En el transcurso de la conversación pueden encontrarse las clásicas disgregaciones que son el resultado de incoherencias en las ideas, llegando hasta encontrar la ensalada de palabras (lenguaje muy verbalizado pero inconexo);
  • En algunos casos el paciente siente que se queda sin ideas porque alguien se las robó;
  • El sentido de su conversación y de su pensamiento está caracterizado por ideas delirantes, que pueden ser de tipo paranoide, místico, religioso, de grandeza, de influencia extraña, de despersonalización o de desrealización;
  • En sus percepciones, pueden existir alucinaciones auditivas (principalmente), visuales, táctiles, cinestésicas (sienten que su cuerpo se mueve involuntariamente o que flota en el espacio), cenestésicas o propioceptivas (las manos se le hacen muy grandes, siente que la cara se le deformó, es mitad humano y mitad animal) o de desintegración cósmica, en donde su cuerpo flota desmembrado en el espacio;
  • La memoria es buena;
  • La capacidad de abstracción (análisis de proverbios) es mala;
  • La información general es buena y de acuerdo a su nivel educativo;
  • Hay escasez de juicio crítico hacia la realidad. Generalmente no hay conciencia de enfermedad o existe en forma parcial ya que se cree enfermo de algo físico.

Generalmente se aprecian algunas alteraciones secundarias como hiperactividad, taquicardia, hipertensión arterial, pupilas dilatadas, palidez generalizada. Pueden existir alteraciones motoras propias en el caso del paciente catatónico o gesticulaciones propias en el caso del paciente hebefrénico.

Deben incluirse dentro de los aspectos clínicos lo que Schneider ha denominado síntomas de primero y segundo orden. Este autor considera que los síntomas de primer orden se encuentran los siguientes: oír los propios pensamientos en voz alta, alucinaciones auditivas que comentan sobre el comportamiento del individuo, alucinaciones somática, sentir los pensamientos controlados desde el exterior, percepciones delirantes e ideas de control externo sobre algunos sentimientos, impulsos y actos volitivos. Los de segundo orden son: otros tipos de alucinaciones, perplejidad, trastornos depresivos o eufóricos del afecto y embotamiento afectivo.

Diagnóstico

Hace veinte años, se consideraba que cuando aparecía un episodio esquizofrénico en la vida de una persona, significaba que debía tomar medicamentos por el resto de su vida y que se iba a deteriorar progresivamente. Estos criterios han cambiado en la actualidad debido al auge que ha tenido la teoría del exceso de acción dopaminérgica a nivel del sistema nervioso central como causante del cuadro psicótico y que implica que esta excesiva actividad es fluctuante (episódica) regresando a su nivel de funcionamiento habitual, una vez que pasa la crisis. Todavía se desconoce cuales son los factores que inician este cambio bioquímico pero se conocen factores que lo agravan y los que lo disminuyen. Sin embargo, cuando existen otras alteraciones anatómica o múltiples factores adversos en el ambiente la evolución tiende a complicarse.

Desde el punto de vista de los subtipos de esquizofrenia, se considera que el hebefrénico y el simple son los que tienen peor pronóstico. En cambio los paranoides, los catatónicos y el episodio esquizofrénico agudo tienen un buen pronóstico. En cuanto al inicio de la enfermedad, se considera que los que tiene un inicio súbito tienen mejor pronóstico que los que presentan un inicio lento y progresivo. La presencia de factores desencadenantes o precipitantes hablan de mejor pronóstico que cuando no existen. Una historia de buen ajuste previo a la enfermedad, en áreas importantes como el funcionamiento social, sexual, laboral y familiar hablan a favor de buena evolución. El pertenecer a una familia bien conformada, con buenos patrones de comunicación y ayuda mutua que le brinden apoyo al paciente favorece un buen futuro. En estudios de seguimiento prolongado de algunos casos se ha encontrado que un 11% de los pacientes deben permanecer hospitalizados en forma continua, un 33% presentan síntomas residuales importantes pero son capaces de vivir en su comunidad y un 56% pueden llevar una vida normal aunque ocasionalmente tienen que tomar medicamentos antipsicóticos.

Vinculación cannabis – esquizofrenia

Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un mecanismo por el que el abuso del consumo de cannabis puede producir alteraciones del sistema nervioso comparables a la psicosis y la esquizofrenia. El estudio, publicado en tres revistas científicas, ayuda a comprender la forma en que el abuso de cannabis acarrea efectos negativos, especialmente entre los más jóvenes, cuyo sistema nervioso se encuentra en fase de maduración.El estudio, dirigido por el investigador del CSIC Javier Garzón Niño, del Instituto Cajal, indica que ciertas anomalías en la neurotransmisión de glutamato y dopamina, cuando coinciden en determinadas áreas del cerebro, se manifiestan en alteraciones de la conducta que se reconocen como esquizofrenia. Añade, además, que el estudio sistemático de alteraciones genéticas y epigenéticas ha descartado las alteraciones del desarrollo del sistema nervioso como causa principal de la esquizofrenia.Según el conocimiento científico actual, la esquizofrenia está provocada por una disfunción de un receptor del glutamato: el NMDAR. Ello produce el aumento de la función dopaminérgica típica de la psicosis y de la esquizofrenia. Existen factores hereditarios que determinan que unos individuos sean más vulnerables a padecer esta enfermedad. Sin embargo, factores ambientales o malos hábitos como el consumo de ciertas sustancias pueden acelerar su aparición o aumentar su impacto.

El sistema cannabinoide endógeno es beneficioso, ya que controla la excitabilidad del glutamato NMDAR, que a su vez es esencial en procesos como la memoria y el aprendizaje. El conjunto funciona como un mecanismo fisiológico en el que la inhibición proporcionada por el cannabinoide reduce la excitación del NMDAR permitiéndole realizar su función pero vigilando que no comprometa la función celular.

Tratamiento

El tratamiento de la esquizofrenia debe hacerse simultáneamente en los tres niveles de prevención que se han establecido para todas las enfermedades y que consiste en:

  • a) eliminar los síntomas una vez que se han presentado;
  • b) prevenir la aparición de nuevas crisis; y
  • c) rehabilitar al paciente para favorecer un mejor funcionamiento global.

Para evaluar los resultados de un tratamiento se deben observar los siguientes parámetros: mejora de los síntomas, aumento del rendimiento laboral, aumento del funcionamiento social, frecuencia de rehospitalizaciones, duración de los internamientos y disminución de la dependencia con otras personas para poder funcionar.

Bibliografía

  • Zoch, Carlos E. Esquizofrenia: Temas en psiquiatría. Asociaciones y Centros especializados
  • De la incertidumbre a la esperanza: “La esquizofrenia y la familia” (J. Cabrera Forneiro).
    Publicado por: FEAFES
  • Las esquizofrenias. Colodron A. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1990
  • Hänninen, E. Community based rehabilitation and the clubhouse model as means to mental health reforms. Report, nº 50/2012, Helsinki, National Institute for Health and Welfare, 2012, 109 págs.

Centros

  • D. G. de Servicios Sociales Especializados Servicio de Programas Especiales. Proyecto de formación profesional e integración laboral de personas con enfermedades mentales crónicas o con deficiencia mental (Horizón) Plaza de carlos Trías Bertrán, 7- 3ª Planta. Madrid 28020. Teléfono: 91 580 37 74
  • Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Enfermos Mentales (FEAFES)Francisco Silvela, 51, 3º dcha. Madrid 28028. Teléfono: 91 402 59 05 y 91 402 70 14
  • Federación Madrileña de Asociaciones Pro-salud Mental (FEMASAM) Magdalena, 8, 1º izda. desp. E. Madrid 28012. Teléfono: 91 528 19 85
  • Asociación de Usuarios de Centros de Salud Mental, Familiares y Allegados (MENSANA) Mª Teresa Sáenz de Heredia, 18. Madrid 28017. Teléfono: 91 405 58 67
  • Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos Psíquicos (AFAEP) Hospital de San Miguel. Arturo Soria, 204. Madrid 28043. Teléfono: 91 413 50 11
  • Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Enfermos con Esquizofrenia (AMAFE) Ruiz Perello, 7. Madrid 28028. Teléfono: 91 361 27 68
  • Asociación Empresarial Aepilesta (Centros Especiales de Empleo, Sociedades de Economía Social y Trabajadores con Discapacidad Autonomos) San Romualdo, 26 bajo. Madrid 28037. Teléfono: 91 327 22 32 – 91 375 15 90
  • Afanias, Centro Experimental Julia Martín,4. Pozuelo de Alarcón 28023 Madrid. Teléfono: 91 715 02 08
  • Fundación Instituto San José. Unidad San Juan de Dios Aeroclub, Ctra s/n Cuatro Vientos. Madrid 28044. Teléfono: 91 508 01 40
  • Centro Ocupacional Pardo Valcarce (Fundación Carmen Pardo Valcarce) Ctra Fuencarral al Pardo Km 8. Madrid 28034. Teléfono: 91 734 51 28
  • Taller Ocupacional Rafael (Desarrollo Pedagogía Curativa de R. Steiner) Guadiana 36. Pozuelo de Alarcón 28023 Madrid. Teléfono: 91 715 48 66
  • Aprocor II (Asociación Pro-Centros Ocupacionales y Residencias) Paseo de Alamedillas, s/n (Parque de Santa Ana). Madrid 28034. Teléfono: 91 734 78 76
  • Centro ocupacional Vallecas I (Asociación amigos de minusválidos Jardines de España) Avda de Burgos 85. Madrid 28050. Teléfono: 91 766 71 21
  • Centro de rehabilitación laboral Nueva Vida (Asociación Psiquiatría y Vida) Colomer 19. Madrid 28028. Teléfono: 91 355 26 80

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